Todavía

cierro los ojos y te veo mirarme.

Escucho tus maneras de llamar mi atención, el claqueteo de tus brincos al trotar. Aún resuenan tus cánticos y suspiros.

Todavía te oigo llegar, te distingo al volar entre chaparros y rocas. Si me esfuerzo un poco más, nos acuerpamos fuerte, como cuando el estruendo de tracas o tiros nos aturdía a ambos.

Y no deja de latir tu corazón junto al mío.

Casi percibo tu olor de criatura salvaje que quiso vivir con la gente. Esbozo tu realidad serena, tu alegría inconsciente. Me visto de ti para tenerte, te aprendo para aprehenderte. Todavía.