El ronroneo del motor de su vieja Harley no hace justicia a la pila de años que carga encima. Se trata de una WLA que combatió en Europa, en la Segunda Guerra Mundial. Cuenta la leyenda que todo el que se subía en ella no tardaba en sentir el silbido de las balas y poco más, porque enseguida caía fulminado al barro sanguinolento. Se le notan los rasguños y algunos desconchones aunque ese verde camuflaje, repugnante, de la guerra brilla desdeñoso todavía en algunos ángulos de su rotundo diseño. Os preguntaréis por qué me fijo en esa antigualla y es justo por eso por lo que lo hago, es más vieja que la muerte, sin embargo suena a león dormido cuando camina. Si eres de los que disfrutas imaginando a esas viejas glorias a dos ruedas, tienes que pararte bien cerquita de ella para captar los detalles, de otra manera…