Caperucita Violeta

Son las seis de la mañana. No importa mucho si hace frío o calor. Sólo se diferenciará en las capas que lleve su uniforme. Se viste para matar. Como en un ritual maldito. No importa mucho si es jueves o domingo. Sólo se diferenciará en si lleva encima la juerga de anoche o el cansancio del día de curro.

Se ajusta canana, supervisa munición, revisa armamento. Hasta va a llevar su rifle de mira telescópica, le gusta disparar tanto de lejos como a quemaropa. Que no se le olvide la nevera: con hielo para las botellas y alguna lata. Y pan. Lo demás, lo llevarán puesto.

Se juntan en el bar de la esquina. El que está abierto y en donde nadie les mira raro. Al revés. Jalea, el camarero, al grupo, que llega somnoliento pero excitado por la aventura en ciernes.

-¿Qué, pinta bien el día?

-Buah, hace mucho frío, estarán todas escondidas… A las madrugadoras, les daremos bala, a las demás, también, pero más tarde, cuando ellas quieran. Será por presas…

El resto del día, hasta que les entra hambre de vermú, más bares y largar sus hazañas entre risotadas y fotos con los «trofeos» aún palpitantes, lo pasarán acechando y disparando. A su antojo.

Hoy en el maletero de su Jeep, el tipo lleva una mujer de unos 48 años: le gustó cazarla por lo lejos que estaba, en la parada del autobús, concentrada, mirando su móvil. Puso a prueba su nueva mira telescópica. También hay un maricón, que salía de una discoteca acaramelado con otro tío, ¡qué asco! y también un grupo entero de defensores de los animales que estaban haciendo una performance contra las corridas de toros. Se va contento. De sus presas podrá lucir dos cabezas y una mano grande -de un ejemplar estupendo-, como cenicero. Alguna melena también colgará trenzada, del retrovisor de su 4×4.

Por la noche, al acostarse, da gracias en un rezo torpe y breve por ser tan afortunado. El día le salió redondo. Ganó su equipo, le tiró los tejos a la tía que va al mismo garito que él y uno de sus hijos le dijo que, a la próxima, se apuntaba.

El Estado lo permite. La sociedad no lo ve o no se atreve o hasta le parece bien. El Patriarcado funciona a la perfección. Da igual si es occidental u oriental, si es del Norte o del Sur. De izquierdas o derechas. El Patriarcado tiene siervos agradecidos, esclavos y víctimas, cientos de millones de víctimas. Y entre ellas, están TODAS las mujeres, alienadas o no. Además de las otras personas y las otras especies y los otros ecosistemas. El Patriarcado es insaciable. Lo quiere todo. Lo Domina todo desde lo más alto de su cúspide. Y LAS VÍCTIMAS, o nos unimos, o seremos engullidas.

Esclaves

Dime, dime, no te cortes, pero no me rayes ;)

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